jueves, 5 de febrero de 2009

Teléfono descompuesto

El post del pelado1961 acerca de la chica-Guiness en mandar mensajes de texto en un mes (creo que más de 35.400) me recordó esto que hace un tiempo me llegó por mail.
Lo escribió Hernán Casciari, es un poco largo, pero si no lo leyeron aún, vale la pena.
A mi me hizo pensar y me pareció requeteinteresante esta visión de lo que estamos viviendo.
Espero sus opiniones, al final les dejo la mía.

Anoche le contaba a mi hijita un cuento infantil muy famoso, el de Hansel y Gretel (de los hermanos Grimm).


En el momento más tenebroso de la aventura, los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa.

Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer.

Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: "No importa. Que lo llamen al papá por el celular'"

Yo entonces pensé, por primera vez, que mi hija no tiene una noción de la vida ajena a la telefonía inalámbrica.

Y al mismo tiempo descubrí qué espantosa resultaría la literatura -toda ella, en general- si el teléfono móvil hubiera existido siempre, como cree mi hija de cuatro años.

Cuántos clásicos habrían perdido su nudo dramático, cuántas tramas hubieran muerto antes de nacer, y sobre todo qué fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de las grandes historias de ficción.


Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica, en cualquiera que se le ocurra.

Desde la Odisea hasta Pinocho, pasando por El viejo y el mar, Macbeth, El hombre de la esquina rosada o La familia de Pascual Duarte. No importa si el argumento es elevado o popular, no importa la época ni la geografía.

Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica que conozca al dedillo, con introducción, con nudo y con desenlace.

¿Ya está?

Muy bien. Ahora ponga un celular en el bolsillo del protagonista. No un viejo aparato negro empotrado en una pared, sino un teléfono como los que existen hoy: con cobertura, con conexión a correo electrónico y chat, con saldo para enviar mensajes de texto y con la posibilidad de realizar llamadas internacionales cuatribanda.

¿Qué pasa con la historia elegida? ¿Funciona la trama como una seda, ahora que los personajes pueden llamarse desde cualquier sitio, ahora que tienen la opción de chatear, generar videoconferencias y enviarse mensajes de texto? ¿Verdad que no funciona un carajo?

Mi hija, sin darse cuenta, me abrió anoche la puerta a una teoría espeluznante: la telefonía inalámbrica va a hacer añicos las viejas historias que narremos, las convertirá en anécdotas tecnológicas de calidad menor.

Con un teléfono en las manos, por ejemplo, Penélope ya no espera con incertidumbre a que el guerrero Ulises regrese del combate.

Con un móvil en la canasta, Caperucita alerta a la abuela a tiempo y la llegada del leñador no es necesaria.

Con telefono celular, el Coronel sí tiene quién le escriba algún mensaje, aunque fuese spam.

Y Tom Sawyer no se pierde en el Mississippi, gracias al servicio de localización de personas de Telefónica.

Y el chanchito de la casa de madera le avisa a su hermano que el lobo está yendo para allí.

Y Gepetto recibe una alerta de la escuela, avisando que Pinocho no llegó por la mañana.

Un enorme porcentaje de las historias escritas (o cantadas, o representadas) en los veinte siglos que anteceden al actual, han tenido como principal fuente de conflicto la distancia, el desencuentro y la incomunicación.

Han podido existir gracias a la ausencia de telefonía móvil.

Ninguna historia de amor, por ejemplo, habría sido trágica o complicada, si los amantes esquivos hubieran tenido un teléfono en el bolsillo de la camisa.

La historia romántica por excelencia (Romeo y Julieta, de Shakespeare) basa toda su tensión dramática final en una incomunicación fortuita: la amante finge un suicidio, el enamorado la cree muerta y se mata, y entonces ella, al despertar, se suicida de verdad.

Si Julieta hubiese tenido teléfono móvil, le habría escrito un mensaje de texto a Romeo en el capítulo seis:

M HGO LA MUERTA,
PERO NO STOY MUERTA.
NO T PRCUPES NI
HGAS IDIOTCES. BSO.

Y todo el grandísimo problemón dramático de los capítulos siguientes se habría evaporado. Las últimas cuarenta páginas de la obra no tendrían gollete, no se hubieran escrito nunca, si en la Verona del siglo catorce hubiera existido la promoción 'Banda ancha móvil' de Movistar.

Muchas obras importantes, además, habrían tenido que cambiar su nombre por otros más adecuados.

La tecnología, por ejemplo, habría desterrado por completo la soledad en Aracataca y entonces la novela de García Márquez se llamaría 'Cien años sin conexión': narraría las aventuras de una familia en donde todos tienen el mismo nick (buendia23, a.buendia, aureliano@goodmornig) pero a nadie le funciona el Messenger.

La famosa novela de James M. Cain -'El cartero llama dos veces'- escrita en 1934 y llevada más tarde al cine, se llamaría 'El gmail me duplica los correos entrantes' y versaría sobre un marido que descubre (leyendo el historial de chat de su esposa) el romance de la joven adúltera con un forastero de malvivir.

Samuel Beckett habría tenido que cambiar el nombre de su famosa tragicomedia en dos actos por un título más acorde a los avances técnicos. Por ejemplo, "Godot tiene el teléfono apagado o está fuera del área de cobertura", la historia de dos hombres que esperan, en un páramo, la llegada de un tercero que no aparece nunca (o que se quedó sin saldo).

En la obra 'El jotapegé de Dorian Grey', Oscar Wilde contaría la historia de un joven que se mantiene siempre lozano y sin arrugas, en virtud a un pacto con Adobe Photoshop, mientras que en la carpeta Imágenes de su teléfono una foto de su rostro se pixela sin remedio, paulatinamente, hasta perder definición.

La bruja del clásico Blancanieves no consultaría todas las noches al espejo sobre 'quién es la mujer más bella del mundo', porque el costo por llamada del oráculo sería muy caro; se contentaría con preguntarlo una o dos veces al mes. Y al final se cansaría.

También nosotros nos cansaríamos, nos aburriríamos, con estas historias de solución automática.

Todas las intrigas, los secretos y los destiempos de la literatura (los grandes obstáculos que siempre generaron las grandes tramas) fracasarían en la era de la telefonía móvil y del wifi.

Todo ese maravilloso cine romántico en el que, al final, el muchacho corre como loco por la ciudad, a contra reloj, porque su amada está a punto de tomar un avión, se soluciona hoy con un SMS de cuatro líneas.

Ya no hay ese apuro cursi, ese remordimiento, aquella explicación que nunca llega; no hay que detener a los aviones ni cruzar los mares. No hay que dejar bolitas de pan en el bosque para recordar el camino de regreso a casa.

La telefonía inalámbrica -vino a decirme anoche mi hija, sin querer- nos va a entorpecer las historias que contemos de ahora en adelante.

Las hará más tristes, menos sosegadas, mucho más predecibles.

Y me pregunto, ¿no estará acaso ocurriendo lo mismo con la vida real, no estaremos privándonos de aventuras novelescas por culpa de la conexión permanente? ¿Alguno de nosotros, alguna vez, correrá desesperado al aeropuerto para decirle a la mujer que ama que no suba a ese avión, que la vida es aquí y ahora?

No. Le enviaremos un mensaje de texto lastimoso, un mensaje breve desde el sofá. Cuatro líneas con mayúsculas. Quizá le haremos una llamada perdida, y cruzaremos los dedos para que ella, la mujer amada, no tenga su teléfono en modo silencio.

¿Para qué hacer el esfuerzo de vivir al borde de la aventura, si algo siempre nos va a interrumpir la incertidumbre?

Una llamada a tiempo un mensaje binario, una alarma.

Nuestro cielo ya está infectado de señales y secretos: cuidado que el duque está yendo allí para matarte, ojo que la manzana está envenenada, no vuelvo esta noche a casa porque he bebido, si le das un beso a la muchacha se despierta y te ama, Papá, ven a buscarnos que unos pájaros se han comido las migas de pan.

Nuestras tramas están perdiendo el brillo -las escritas, las vividas, incluso las imaginadas- porque nos hemos convertido en héroes perezosos.

Algo de acuerdo estoy, pero, será taaan así?

" La distancia, el desencuentro y la incomunicación", no se solucionan para nada con los avances tecnológicos que tenemos. Siempre va a haber quien no entienda la abreviación que usaste en un sms, o un signo de exclamación omitido que cambió por completo el sentido de lo que decías. No te avisa si te quedaste sin saldo, así que puede ser que haya recibido el mensaje... o no!. Y si se quedó sin batería, y si se lo robaron?, Si perdiste el tuyo y por tanto tooodos los números que tenías en la tarjeta sim y que por supuesto no respaldaste.
Capaz que estos son inconvenientes de nuestra generación que supo vivir sin celular y para los que vienen, sus códigos ya superarán el tema.

Puede ser que los cuentos infantiles vayan mutando hacia algo diferente, pero llevará su tiempo y si es que ya no funcionan esas tramas, será que ya no tienen que funcionar, y será que ya superamos (el ser humano digo, yo no) el pánico a " la distancia, el desencuentro y la incomunicación" y habrá otras cuestiones a las que tenerles miedo. Siempre va haber algo a lo que tenerle miedo, ja.
Talentosos del futuro van a saber escribir genialidades igual. Con tecnología incluida, y será literatura tan buena como la del pasado. Capaz que en otro soporte, pero para mi al menos, es lo mismo.

No sé. Será cuestión de ir enseñándoles también, que para ponerle $100 al celu, hay que laburar y ahí no hay pereza que valga.

20 le encontraron la vuelta:

lau dijo...

priiiii

ahora comento ..
voy a leer

solo queria garronear el PRI

lau dijo...

JAJAJJA

es bueniiisimoooo ¡¡¡¡
me encnatooo la de Romeo y Julieta jajajajaja como hubiera cambiado la historia no ?
en fin
coincido con vos.. la tecnología puede * distanciarnos * porque enviamos un mensaje en vez de llamar quiza.. pero VA en CADA UNO darle el valor a cada cosa y saber separar y demostrar las cosas que uno siente sea por el medio que sea.. obvio que hoy en dia uno habla más por el msn con el marido que face to face pero... tb va en CADA UNO ¡¡¡¡¡¡

igual ya me veo explicandole a Agus como haciamos nosotros anteeeeeees (como si hablara del 1800...)

¡¡cómo rompen!! dijo...

Merece una segunda leìda,de mi parte.Tengo visitas en casa y poco tiempo,pero"VOLVERÈ".
Un abrazo.

0 stress - veroblog dijo...

excelente
supongo que en unos años habrá un texto con similares características que cuestione como "antes" nos mandabamos emails o sms, en vez de teletransportarnos

Bichicome dijo...

merece una releida.

ojo vidrioso dijo...

Pues yo creo que Yago, con tres o cuatro celulares, hubiera causado estragos que habrían enriquecido la obra "Otelo".

Por otro lado, no sé si Ulises (Odiseo, como lo conocí yo) hubiera estado interesado en enviarle algún sms a su penélope. Se lo notaba mas interesado en otras cosas.

Está bien planteado el tema y lleva ala reflexión.

Sin embargo, han habido avances tecnólogicos, científicos y sociales muy grandes en los últimos 20 siglos (cada vez mas, obvio), y los clasicos conservan su clacisismo.

Creo que los factor incomunicaicón, dificultades, y accionar de personajes malignos, pueden tanto mitigarse como acentuarse con la telefonía inalámbrica e internet.

Humilde opinión

Saludos!

PD: Repito. No deja d eser interesante el planteo.

Anónimo dijo...

Genial post

Me gustó el aviso de Julieta, "no hagas ninguna idiotez" ... jaja
O el de "Google me duplica los mails".

No creo que la cosa sea tan drmática como el tipo lo pinta. Peroooo ...
Si leemos el post de El Pelado (como vos bien lo mencionaste al principio), la cosa sería "ni muy muy, ni tan tan", ni mucho ni demasiado.

O sea, no creo que sea tan malo como lo pinta este loco, pero tampoco hacer del celular un ícono, endiosarlo, como suelen hacer muchos; como la que contaba el pelado o , si acaso, la nena del tipo que ya todo era el celu.

Discupame flaco, pero MI nena no usa celular aún, solo los de juguete y apenas si toca los nuestros, para alcanzarnos si suena. Yo veo como los padres tienen la nueva moda (algunos padres) de darles el celu "pa`que juegue" .... no me rompan.

AH, que no hay historias dramaticas con un celu, dice el tipo? ...
Y es escritor?

Que poca imaginación, querido.

Mirate Celular, al peli con Kim (perá que me seco algo en los labios) Basinger.

Unknown dijo...

Je, sí... he pensado muchas veces en eso... es realmente algo para pensar... la tecnología puede hacernos perder el encanto de perdernos...

Solo *AnDy* dijo...

Muy buen post, y muy real.
No se, hay muchas cosas que no me caben de èsta època, de las crianza, de las cosas fàciles que tienen y tenemos ahora. Lo que cuesta se valora màs y tiene otro sabor.
Besitos.

Cardenal Farenas dijo...

Hola pues que paso y que pasó? que me quedo un buen rato leyendo esta entrada genial. Me encantó lo de Casciari, ingenioso y divertido y al final con un mensaje interesante.

También tu opinión me parece muy interesante y válida. La mía, ya que la pediste, te la dejo.

Creo que Hernán exagera y lleva a extremos su punto de vista debido principalmente porque esa es la idea de lo sarcástico de su escrito, lo que lo hace más divertido.

La comunicación hoy en día se ha ido perdiendo al mismo tiempo y con la misma rapidez con que crecen los desencuentros.

Es triste ver cómo se creen muchos que por tener un celular o estar conectado a la Internet, existe comunicación. Un SMS (incluso una llamada) o un correo electrónico no necesariamente incluyen un mensaje. Son tan subutilizados estos fantásticos medios que a veces dan ganas de llorar...

En fin... me voy que dejé mi celular cargando y no sé si me llegó el chiste del día, niel ring-tone que espero desde hace un par de días.

Bendiciones comunicadas

Hagamos Ohm dijo...

Me encantó el post, me encantó el planteo, y mi pensamiento se asemeja mucho a lo que escribió Hernán.

A parte que detesto los celulares, pero eso ya es una cuestión personal.

Beso grande!

Samy dijo...

Me gusto el relato como tal, pero no creo que suceda que uno le pierda o ellos le pierdan el interes a un cuento porque no hay tecnologia, al contrario a nuestra hija le leemos los cuentos y le gusta y les presta muchisima atencion y es bueno porque se los conoce... aprende de ellos... hmm!!! pienso que el mundo ha evolucionado mucho pero no para perder el gusto por la literatura clasica...

Mariela Torres dijo...

Me gustó tu post, el texto de Casciari y la teconología. Estoy de acuerdo con vos, se seguirá escribiendo y habrá desencuentros igual.

Veo en horribles telenovelas argentinas que una mujer celosa le recrimina al marido que no le atendió el celular porque la estaba engañando con otra mujer, y éste le dice que se quedó sin baterías.

Besos.

LAdriana dijo...

Un poco de todos no?
Tanto en lo de Casciari como en nuestras opiniones la cuestión será (como en casi todo en la vida) encontrar el equilibrio. Y por supus está en nuestras manos.


(casi nada...)
gracias a todos por pasar, buen finde

Noël dijo...

AMO a Hernán. Mal.
Me divierte mucho como agrega cierta anecdoticidad y humor a lo que escribe. Creo que siempre exagera un poco, como para afirmar su punto.

Toy contigo con lo de la comunicación. Muta y evoluciona como todo. Yo por ejemplo he conocido gente EXCELENTE a través de los blogs. Jamás la hubiese conocido de otra manera.

A vos por ejemplo.
:)

LAdriana dijo...

gracias,
igualmenteeee!!!!!

B.E.L.P. dijo...

Odio lo que la tecnología nos hace, o mejr dicho en qué la estamos dejando que nos convierta...
Sabés cuántas peleas y malentendidos se generan a partir de un SMS? "Nunca me contestó" y quizás no se recibió o está sin crédito... También algunas veces son excusas. Sigue siendo la tecnología. Y también, creo yo, los SMS son "invasivos". Si alguien te llama por teléfono, no lo atendés y ya. O lo atendés y te la bancás. Pero ante un SMS... swi no lo contestás, o es para quilombo,m o sigue la andanada de mensajes siguientes "Estás?" "Recibiste?" "Por qué no me contestás?"
Yo ya me acostumbre al bicho este de mierda, y a la PC, a internet, al wi fi y la mar en coche...

Creo que estamos inexorablemente perdidos

Don Ferchu del Bolso y Aguada dijo...

Muy interesante me dejo pensando, en como la tecnologia transforma nuestra vida. Pensar que en los años setenta tener un telefono era un adelanto, un privilegio.
A pesar de ello confio en que estos relatos sobreviviran tal vez con modificaciones, pero sobreviviran.

pelado1961 dijo...

Me gustó mucho este post!!!

Creo que no hay que confundir las cosas: hay mucha diferencia entre "tener un aparato que te permite comunicarte al toque" y "tener comunicación con alguien".

Por lo menos yo, todos los días veo gente que, por estar ensimismada en una pantallita de 2 pulgadas, no tiene mayor idea de lo que sucede a su alrededor en ese preciso momento.
(Desde mi humilde punto de vista, eso es estar incomunicado).

Con respecto a los relatos y la fantasía, creo que nada cambiará.
Siempre habrá aventuras y héroes, amores y desencuentros.

El malo hackeará el celular de las futuras Julietas y hará creer a Romeo que aquella realmente murió.
Y algún lobo cibernético programará un software que imitará la voz de la abuelita a la perfección.

Nada cambiará.

Besos!!!

Roky Rokoon dijo...

lo unico que puedo agregar es que yo quiero teletrasportacion como dicen x ahi arriba, YA